viernes, 21 de marzo de 2014

          ¿Qué sucede con el agua?


El sol calienta el agua que se encuentra sobre la tierra, y parte de ella se evapora. El vapor de agua pasa a la atmósfera y forma las nubes. 

El viento arrastra las nubes por el cielo. Cuando encuentran una zona fría, las pequeñas partículas de vapor caen en forma  de gotas de lluvia. Si el frío es muy intenso, las gotas de enfrían más y caen en forma de nieve o granizo. 

Parte del agua de lluvia penetra en el suelo. Otra parte corre por la superficie llegando hasta los ríos y arroyos y aumentando su caudal. Este proceso se produce una y otra vez, de manera continua. Lo conocemos como ciclo del agua, o ciclo hidrológico. Se podría definir como el proceso que describe la ubicación y el movimiento del agua en nuestro planeta. 

Depende de muchos factores. Entre ellos, figura el volumen de las precipitaciones y las características de los suelos, que influyen en la capacidad de retención de agua. 

La acción humana también modifica los procesos naturales. Los seres humanos provocamos cambios importantes en el ciclo hidrológico de algunas regiones, por ejemplo, al desecar zonas pantanosas, modificar el régimen de los ríos y la erosión son aspectos que influyen en una menor capacidad de retención del agua y alteran los procesos de circulación; la contaminación modifica la composición del agua, lo que llega a comprometer en algunos casos la reutilización de este recurso. 

Los tiempos de renovación del agua, en cada una de las fases del ciclo hidrológico, no son iguales. Por ejemplo, el agua de los océanos se renueva lentamente, una vez cada 3.000 años, mientras que el vapor atmosférico lo hace rápidamente, aproximadamente cada 10 días. 

El agua fuente de vida
No puede existir vida sin agua. Además de ser fuente y sustento de la vida, el agua contribuye a regular el clima del mundo y con su fuerza formidable modela la tierra. Esto nos lleva a poner atención en el lugar que ocupa, y a pensar en que además de ser incolora, inodora e insípida, es también indispensable, invalorable y, hoy más que nunca, insuficiente. 

Decimos también que es insípida, o sea, que no tiene sabor. ¿Alguna vez le sentiste un sabor especial a la que bebiste en tu casa o en la casa de tus amigos? Si es así, investiga por qué. 

Ocupa más del 70% de nuestro planeta, pero también se encuentra en todos los seres vivos en proporciones muy grandes. Está en nuestro cuerpo, en los vegetales y en todos los ejemplares del reino animal.

La crisis del agua
Este problema se agudiza cada día más. El riego absorbe ya los dos tercios del consumo de agua, y esa cifra no va a disminuir. Además, con el aumento de la industrialización, cada vez es mayor la cantidad de agua de reserva que se utiliza, y los riesgos de contaminación aumentan. 

Este tesoro, que algunos estamos derrochando y sin el cual no sería posible la vida, está muy desigualmente repartido.  Aunque el agua dulce, limpia y potable nos resulta indispensable, más de la mitad de la población del Tercer Mundo no dispone de ella. 

Cuidar la pureza
La contaminación del agua es un mal de nuestro tiempo, que debe ser atacado cuanto antes. Existe una contaminación que no depende directamente de los seres humanos, y otra que sí depende de nosotros. 

El agua de lluvia, al caer, arrastra muchas sustancias y microorganismos que están en el aire, especialmente en las grandes ciudades y en las zonas industriales. También el agua de ríos y arroyos va perdiendo su pureza por los desechos animales o vegetales con los que entra en contacto, así como por los gérmenes que le acercan los animales que beben de ella. 

Las agua subterráneas, que siempre se han considerado con un alto grado de pureza, también pueden perderla por el gran desarrollo de la contaminación superficial, por las continuas perforaciones de la tierra y por los pozos negros que existen en algunos lugares. 

En cuanto a la contaminación humana, de ella sí somos directamente responsables. 

Residuos de actividades industriales, plaguicidas y fertilizantes que por escurrimiento del agua se vierten en las corrientes, detergentes no biodegradables y muchos factores más están atacando permanentemente la pureza del agua.

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